Hay dos imágenes que se reflejan en el espejo oficialista. La primera muestra a Osvaldo Jaldo con un nivel de aprobación elevado para su gestión, que roza el 75%, de acuerdo con el sondeo que periódicamente realiza el consultor Mario Nahuz, el oráculo del tranqueño. La segunda tiene que ver con la personal del gobernador, un poco más baja, pero que se sustenta en el acompañamiento de la franja de independiente que valora su condición dialoguista frente a la gestión presidencial de Javier Milei. Esas cifras, no obstante, causan un dilema en el mandatario. Por un lado, el gobernador considera que ha elegido el camino correcto al diferenciarse del núcleo duro del peronismo que le da la espalda a la Casa Rosada. Jaldo es muy claro en ese sentido: “el apoyo institucional se sustenta en la atención que el Gobierno nacional tiene para con Tucumán”. La imagen de su administración es tan elevada como lo fue el principio del segundo mandato de José Alperovich, que en 2007 obtuvo un respaldo del 78% de los votantes. La otra cara de la moneda muestra a Jaldo preocupado y con una incógnita: ¿cómo hacer para sostenerse en niveles tan altos en la consideración pública? Los ciclos de la política siempre tienen oscilaciones. Y todo depende de la acción de Gobierno.

En la última encuesta del año, que maneja el mandatario provincial, el oficialismo copa los primeros lugares dentro de la dirigencia mejor vista por la sociedad. Además de Jaldo, la intendenta de San Miguel de Tucumán, Rossana Chahla, asoma como la segunda dirigente con mejor imagen en la provincia, 20 puntos por debajo de Jaldo, pero superando casi en 7 puntos porcentuales al cuarto en la nómina, el vicegobernador Miguel Acevedo. ¿Quién es el tercer referente político con más aceptación, según el sondeo de Nahuz? Curiosamente es casi similar al que reflejan otros muestreos: el diputado radical Roberto Sánchez que supera por una décima al presidente de la Legislatura. El “top five” del consultor preferido de Jaldo lo completa el ministro del Interior, Darío Monteros, con su labor en territorio. Ricardo Bussi, Juan Manzur y Germán Alfaro son los políticos con menor consideración social, de acuerdo con la encuesta que encargó el titular del Poder Ejecutivo.

La imagen positiva con la que termina el gobierno este tormentoso 2024 ha significado una tabla de salvación para el elenco gubernamental. ¿Por qué? Los cambios en el gabinete siempre estuvieron en la cabeza de Jaldo, pero no se plasmaron porque, mediciones de por medio, fue examinando la conducta de cada uno de los ministros. Con el escándalo desatado por la venta ilegal de mercaderías administradas por el Ministerio de Desarrollo Social se llegó a decir en los pasillos de la Casa de Gobierno que los días del conductor de esa área estaban contados. Federico Masso, el hombre en cuestión, resistió los embates propios de los rumores y de las versiones. Encaró al gobernador y limó todas las asperezas que podían surgir frente a esa situación. El propio Jaldo se puso al frente de la denuncia y, así, el Poder Ejecutivo asumió el rol de querellante. La orden del mandatario ha sido clara: “no importa el rol que desempeñen quienes estén detrás de esto. Los culpables deben pagar las consecuencias”, exclamó. Masso, líder de Libres del Sur, paga los costos de ser un extrapartidario en territorio peronista. Y se lo hacen sentir. La medición de Nahuz desnuda el efecto del escándalo, pero el titular de Desarrollo Social sigue siendo uno de los dos ministros  con mejor imagen que aparecen en la tabla de dirigentes políticos locales.

Los funcionarios de primera línea del Ejecutivo reman en dulce de leche. Ninguno de ellos registra una evaluación positiva, aunque las performances vienen de menor a mayor. Obras Públicas es una de las áreas más valoradas y “el malo de la película” es Economía, una estructura eminentemente técnica. Pese a ello, dos de los últimos cuatro mandatarios tucumanos hicieron carrera en esa área (Alperovich y el propio Jaldo). La herencia ha sido dura en materia financiera. Lo reconoció el propio ministro Daniel Abad, que advierte que, en la actualidad, Tucumán transita por la senda del equilibrio fiscal, que debe ser preservado si se toma en cuenta lo que se viene. Sucede que la recesión le ha costado a la provincia no menos de $ 24.000 millones por efecto de la caída de la recaudación de Ingresos Brutos y de la coparticipación del IVA. Pero, además, hay otra cuestión que aqueja a las autoridades: Tucumán tendrá que fortalecerse en servicios y en consumo, ya que está fuera de los tres ejes que perfiló la Casa Rosada. De la Patagonia, Milei espera que Vaca Muerta genere más divisas. De la región central del país, el Gobierno nacional aguarda que el campo siga alimentando las arcas públicas y, particularmente, las reservas del Banco Central, con promesa de una reducción de las retenciones al agro. Del NOA, se observa que Jujuy, Salta y Catamarca aprovechan la explotación minera que, a su vez, implica más ingresos fiscales locales.

Los ingresos tendrán que ser administrados de una manera austera si se quiere sostener el equilibrio en las cuentas. El año que viene es electoral y, por ende, propenso a una explosión del gasto público. Mayo es el mes clave. Hasta entonces se definirán las candidaturas de cada una de las fuerzas que competirán en las elecciones de medio turno. Un dato inquieta al gobernador: la polarización entre el peronismo que le responde con La Libertad Avanza. En cifras, Nahuz le transmitió a Jaldo que la diferencia respecto de los libertarios es cercana a los ocho puntos. Milei ha mejorado su imagen entre los consultados en la provincia, La reducción de la inflación, la mejora de las variables macroeconómicas y la consonancia con la gestión de Jaldo fueron algunas de las razones que modificaron el humor social tucumano. De todas maneras, ni una ni otra fuerza son mayoritarias para cambiar el rumbo de una elección. Un 34% de los consultados por Nahuz sostiene que sigue indeciso respecto de a quién votar en 2025 o, simplemente, no tiene intenciones de sufragar, desencantado con la política. Todo esto lleva a redefinir la estrategia camino a las urnas. El Partido Justicialista ha perdido parte de su capital político a partir del tácito enfrentamiento con la nueva conducción a nivel nacional. En la medición que toma en cuenta el oficialismo tucumano, los que respondieron en el sondeo consideran que el kirchnerismo está perdiendo fuerza a partir de la acumulación de causas por parte de la presidente partidaria, Cristina Fernández de Kirchner.

La contundencia del diagnóstico del consultor describe lo que pueda pasar cuando la política regrese de sus vacaciones. “La coincidencia política o peleas partidarias en la definición de nombres tendrá mucho que ver (en la estrategia), pero sobre todo la situación económica nacional será el elemento a tener en cuenta en primer lugar”, advierte Nahuz. La figura del vicejefe de Gabinete del Interior, Lisandro Catalán, se va imponiendo entre los libertarios, con un posible desembarco en 2025 para competir contra el PJ, pero su eventual postulación no será un camino libre de piedras. En la oposición reina las internas y no admite imposiciones.

Desde la otra vereda, Jaldo, por ahora, no piensa en cambiar piezas en el gabinete, como tampoco definir candidaturas a diputado nacional para los comicios que se avecinan. Pero, tras la licencia, ambas cuestiones volverán a la luz, calentando, aún más, el verano político tucumano.